En el desarrollo del niño existen momentos en los que la plasticidad de su cerebro se ve especialmente sensible a la influencia de los factores ambientales. A estos momentos se les conoce como períodos sensibles del desarrollo (Mackey, Raizada & Bunge, 2013).
El principio y el final de estos períodos sensibles están definidos por el tipo de proceso y habilidad cognitiva (por ejemplo, la visión, la atención, el lenguaje, etc) y están relacionados con la maduración de las estructuras del cerebro encargadas de ellas. De esta manera vemos que la maduración del cerebro sigue una tendencia más o menos jerárquica, en la que las estructuras encargadas de procesos más básicos maduran más temprano y las estructuras encargadas de los procesos cognitivos superiores maduran más tarde en la vida del niño.
LA IMPORTANCIA DE LAS EXPERIENCIAS
En los periodos sensibles no solamente la experiencia y los estímulos cuentan, si no que la ausencia de experiencias o la privación de algunos estímulos pueden traer serias consecuencias estructurales y funcionales
video para reforzar el tema:
https://www.youtube.com/watch?v=xLHP9T8nTaE
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